sábado, 2 de noviembre de 2013

Las Grietas De La Felicidad #7



Ese mismo día a eso de las 8.
Perdido por Barcelona.



Caminé y caminé. Sin saber realmente a donde quería llegar. El solo pensamiento de que mi hija vuelva con él, me enfermaba. El deja vu de cuando la madre de mi Yara volvió con Pedro me invadio y me susurra que iba a volver a pasar.
No, no...¡No! Me gritaba a mi mismo.
Las lágrimas comenzaban a escocer en mis ojos y ya no sabía si seguir caminando o sentarme a pensar un rato. Me acerqué a un bar que estaba cerca y pedí un baso de agua, por que no llevaba nada encima. Cuando acabé me dirigí al pequeño parque que se encontraba a una calle y me senté en un banco.
Yo quería desaparecer. Sólo desaparecer. Cerré los ojos y la imagen de la piel desnuda de mi Yara me invadió. Nuestra primera vez. Muchas veces habíamos querido hacerlo, pero mi niña quería esperar al matrimonio. Y como yo nunca podía decirle que no...Esperamos.
La recuerdaba, sálveme Dios de la manera en que la recordaba... Recordaba su cara cuando dijo 'sí quiero', recordaba su mirada mientras daba cada paso mas cerca mio con su precioso vestido blanco. Recordaba lo mucho que lloraba a veces, y lo mucho que confiaba en mi.
Siempre fui muy inseguro, pero con ella lo tenía claro. Yo sabía que ella me quería, a pesar de todo, lo sabía, y me negaba a ponerlo en duda.
Había veces en las que se enfadaba, pero yo sabía que con un lo siento y unas cosquillas se le pasaba todo. Cuando estaba con ella, era como si siempre tuviese diez y seis años, ¿Que digo diez y seis? Diez años como mucho.
Entonces el recuerdo de lo mal que lo pasó cuando se alejó de su madre, cuando ella murió en manos de Pedro...Oh señor.
Mi corazón se encogía mas y mas y la desesperación tocaba la puerta de mi mente. ¿Como podía Raul simplemente estar así? Debía ser una falsa imagen. Cualquiera estaría destrozado. Pero el se mostraba imparcial, ausente.
Eso me desconcertaba.
Entonces recordé las palabras de mi Yara, ella solía decirme que: 'todo el dolor siempre sigue ahí, pero es mucho mas fácil hacer como si no está.'
Me angustiaba pensar así de Raul...
Y Mayka ¿En que demonios debía estar pensando como para volver con aquel malnacido?
Cerré los ojos y respiré varias veces pausadamente. Alterarme así no era bueno para mi salud.
De pronto intenté abrir los ojos. No podía.
Mis pensamientos se fueron desvaneciendo poco a poco y todo se volvió el doble de oscuro. Sentí mi peso muerto reposado en el banco y simplemente ahí se acabó todo ¿había muerto? ¿que estaba pasando? ¿porque me siento así? Miles de dudas llenaron mi mente.
Simplemente, en ese momento, no entendía nada, absolutamente.