jueves, 3 de octubre de 2013

Las Grietas De La Felicidad #2



1 de octubre de 2083
Barcelona, Cataluña

Ese día hizo frío, había algo en mi que me decía que algo va mal. Hacía unos días que no veía a Raul, me dijo que vendría, espero que así sea. Tenía esa sensación de que solo yo sentía frío, era viejo y ese era uno de esos días en los que me sentía débil.
De pronto un ruido irrumpió en la casa y salí de mis pensamientos. El timbre. Será Raul, fui a abrir y allí estaba. Mi hermoso nieto, otra de las valiosas muestras de lo bien que crié a mi hija, siempre me sentí más que orgulloso de él, pero nunca se lo decía, por miedo a que se fuese o a que dejase de ser quien era.
-Hola yayo- Dijo el con voz de disculpa
-Hola Raul, te he echado en falta estos días- Proclamé con la voz mas suave que pude articular.
-De veras que siento no haber venido, es solo que...pfff...tengo muchos exámenes y...
- ¡Basta! No hace falta que te disculpes, cada persona tiene su vida y tu tienes derecho de disfrutar la tuya al margen de mi, a demás, los estudios lo primero ¿si?
-¿ En serio no te molesta? - Preguntó él con voz esperanzada y dulce.
- Por supuesto que no, chaval, ahora siéntate, que tenemos poco tiempo y cuanto antes te acabe de contar todo antes me dirás el motivo de tu curiosidad.
-Está bien abuelo, si no recuerdo mal me estabas diciendo que no hablabais nunca, entonces ¿como llegó a ser mi abuela?
- Tiempo al tiempo chiquillo, tiempo al tiempo, ve y trae la merienda y luego hablamos.-Dije mientras él salía de la sala de estar para traer la merienda de la cocina, cuando volvió, nos sentamos en el sofá negro de cuero viejo delante de la chimenea.
- Esta bien Sr. Joan, ya puedes ir desembuchando.- Yo reí y me decidí a empezar .
- Tú abuela siempre fue una mujer que se hacía la difícil, la dura por así decirlo. Mi niña Yara lo pasó muy mal en su vida, en su juventud, no fue fácil la existencia para ella ¿sabes? Ella era muy valiente. Acabamos primero de la E.S.O con miradas momentáneas y rápidas que ahogaban miles de 'te quiero' pero ni uno solo dicho. Empezamos segundo el 13 de septiembre de 2013 y los meses pasaban y pasaban, el frío llegó cargado de una epidemia de resfriados. Ella, en vez de un resfriado, pilló una pulmonía. Y mira que es dificil cojer algo tan grave, eh. Me preocupé como nunca antes lo había hecho por nadie, la ingresaron en el hospital de San Pau 2 de Maig, en Vall d'Hebrón, pese a que me costo llorar sangre, convencí a mi madre para que me dejara ir a verla, si no recuerdo mal aquel día era un martes. Llegué y subí a la planta donde estaba ingresada ella, subí como si mi vida fuese en ello y allí la vi, estaba estirada en una cama, no estaba conectada a nada pero lo cierto es que nunca la había visto mas pálida que entonces. -Hice una pausa para reprimir el escozor de lágrimas y cojer aire- Me quedé en la puerta, observando como ella miraba con tristeza el techo, con esa mirada indescifrable que me mataba. De repente se giró y me miró, me quedé realmente sin aliento cuando me sonrió, me sonrió joder. Fue como si me hubiera tocado la lotería. Quise en ese instante declararme, darle un anillo y vivir con ella en un castillo, ella era mi princesa, ahora lo tenía claro, era ella, la mujer de mi vida. Me acerqué como un cervatillo se acerca al cazador y me sorprendí a mi mismo sonriendo, sonriendo como un completo incompetente sin cerebro. Quería besarla, solo Dios sabe cuanto quería besarla. Me senté en el borde de su cama sin poder articular palabra y ella tomó mi mano, sentí un escalofrío y después un cosquilleo que iba desde el centro de mi estomago hasta la punta de mis pestañas. Entonces ella, mientras me sonreía comenzó a soltar lágrimas. Entonces todo cambió y mi preocupación volvió a tocar la puerta, el cosquilleo se convirtió en una taladrante agonía que martilleaba en mi angustia de solo verla así. Fue en ese momento, sin saber de donde saqué el valor, me acerqué a ella y la abracé, ella se apretó contra mi cuerpo y sentí su dolor en lo profundo de mi ahogada alma. Me separé y le relaté todo, absolutamente todo lo que sentí por ella desde el primer segundo en que la vi. Ella solo me miraba atónita, como si mis palabras fuesen locuras. Entonces ella me miró, sonrió, y solo dijo 'Oh, Joan, yo siempre te he querido.' justo entonces, le robé el primer beso. Sus labios, cálidos y rosados, tan inocentes como su apariencia, se abrieron y nos adentramos en un profundo beso, el mejor beso de mi vida. Nunca jamás había besado a alguien. Pero supe que esos eran los únicos labios que necesitaba... Raul, lo vas pillando? -Dije observando su cara de bobo enamorado, la viva imagen de mi cara en otros tiempos ciertamente
- Sí, sí... Es solo que... Nunca pensé que llegarías a ser tan cursi abuelo- Espetó el mientras estallaba en carcajadas sonoras y marcadas. No pude contener mi risa tampoco.
- Óyeme bien chaval, que tu abuelo no es ningún pamplinas que se va con cursilerías ni cosas de esas. Tu historia de tu abuela y la mía es una historia única y debe ser contada bien.-Repliqué yo intentado parecer serio, se ve que funcionó porque su cara cambió drástica mente y dio paso a un rostro de culpa.
- De acuerdo, no pretendía...esto...em... -Balbuceó él, lo cierto es que lo suyo no eran las disculpas.
- ¡Es broma Raul! La verdad es que sí, siempre se me dio bien la cursilería cuando se trata de hablar de mi Yara.
- Abuelo, eso no vale. Me has asustado. A veces, das miedo, ¿Sabes?
- ¿En serio?
- Sí
- Oh, lo siento Raul, yo tampoco pretendía asustarte
- No pasa nada, ya son las ocho y media, debería marcharme, mañana tengo dos exámenes.
- Esta bien pequeño, vete, te espero pronto
- Dentro de dos días, abuelo. Dentro de dos días sin falta estaré aquí.
 - Entonces, hasta dentro de dos días Raul.

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